martes, 22 de mayo de 2012

Reviviendo el Pasado: Homenaje a Amán Sabugo

Desde el día 21 de mayo hasta el día 17 junio, podréis disfrutar de la primera exposición de Motos Clásicas que organiza el CLUB DEPORTIVO BILBAO, dedicada a motocicletas desde los años 20 hasta los 80, de la cual parte de sus beneficios serán donados a SUNRISE AFRICA BILBAO.


En la exposición se podrá contemplar una amplia variedad de motocicletas clásicas que van desde una TERROT modelo "LSC" del año 1928, a una LAMBRETTA de 150 cc del año 1960. Además de una amplia variedad de motocicletas clásicas de fabricantes nacionales como DERBI, BULTACO, MONTESA, GIMSON y DUCSON...entre otros.


Se podrán contemplar los cindo modelos más populares que produjo la industría española en Sevilla, como la moto GUZZI, y motociletas inglesas como B.S.A. NORTON, ROYAL ENFIED, GIMSON, MOBYLETTE, VINCENT COMET, SANGLAS 350, BMW R50, LAMBRETTA, AUTOMOTO A12, VELOSOLEX...y muchisísimas.


Además podrás disfrutar de 12 modelos LUBE, construidas en la fábrica de LUTXANA, que fue una de las primeras compañias de motocicletas junto con MONTESA. Ambas compañias construyeron millares de motos durante las décadas de los años 50 y 80.

También se podrá disfrutar de un apartado para motos no restauradas, como por ejemplo la AUTOMOTO FRANCESA de 1930, de una sala con proyecciónes de películas sobre pilotos de leyenda del motoclismo mundial, de un taller de restauración de una motocicleta clásica, NORTON 18 de 1936...


Y si tienes alguna duda sobre el año, el modelo o frabicante de la moto...no te quedes con las ganas de saberlo!!! TODOS los sábados por la tarde y domingos por la mañana, se harán visitas guiadas!!

NO ESPERES MÁS Y COMPRA YA TU ENTRADA!! 
TE ESPERAMOS!!! 




Y recuerda... que de alguna manera, estás contribuyendo a que 35 niños ghaneses puedan continuar con su formación educativa. ¡¡GRACIAS!!!




miércoles, 9 de mayo de 2012

Diario de una madre de acogida: "La Playa"


Hacia bueno y ella tenía el equipo completo: Bañador, chancletas, manguitos, toalla, bolsa de playa y crema de protección. Si, si, habéis leído bien, crema de protección. ¡Cuanto se aprende con ellos! Y una de las cosas, menos importante, claro, que aprendimos ese verano fue que los negros también se queman, y se ponen entre morados y azules. Ella también aprendió la lección y desde ese día embadurnaba su cuerpo y su cara con protección 50. ¡Mas vale prevenir que curar!
Fuimos a Plentzia, por ser una playa con aguas mas tranquilas y mas familiar. Yo creo que algunas de esas familias todavía se acuerdan de nosotras. Bajamos del coche como en el Desembarco de Normandia. No nos faltaba de nada. Cada una con su mochila correspondiente y además el cubo, la pala, y todo tipo de cacharritos, porque no sabíamos como se iba a tomar lo de pasar la mañana en la playa.
En aquella primera reunión de Madrid ya nos habían contado que tuviésemos mucho cuidado con lo de nadar. Algunos te dicen que saben y luego vienen los sustos. Así, antes de salir de casa le sometimos a un tercer grado y le preguntamos  como llevaba ella esto del chapuzón en el mar, nos dijo que no sabia nadar. Si era que no, era que no, eso estaba claro.
Ya teníamos todo mas o menos organizado sobre la arena; lejos del agua, claro. Nuestro mar es el Cantábrico y aquí, cuando sube la marea, sube.
Según comenzamos a andar hacia la orilla, vuelta a mirar al horizonte. Ese horizonte ya me estaba cansando. Helena vio que aquello no era una charca, el agua se unía al cielo y no veía su final. Pero además ese color azul oscuro le impresionaba. No hablamos todavía de la temperatura de ese agua, no la habíamos tocado. Pero ya os adelanto que ella no entiende como puede estar tan fría. Su hermana, Alejandra, le dice siempre que no esta fría,¡Esta estupenda!
- ¡ Socorrrrrroooooo! - en perfecto castellano con acento ghanés.
- ¡ Socorrrrrrrooooo!. ¡Socorrrrrrroooooo! - repetía sin cesar
No, os prometo que no estábamos intentando matar a la niña. Pero, toda la playa lo pensaba. Muchas miradas estaban fijas en nosotras. Algunos pensaron que estábamos haciendo una especie de sacrificio de inmersión. No, el agua no había tocado su dedo gordo, bueno, ni el gordo ni ninguno.
Mi mano estaba morada porque ella apretaba tanto que yo ya no la sentía.
- Salta,Helena. Cuando llegue la ola, salta. ¡Jump Helena,jump!
Pero ella, ni jump, ni jomp, ni nada de nada. Ella tenía apretado el botón de ¡Socorrrrrrooooo¡, y de ahí no podíamos salir. A Alejandra y a mi nos dio por reír y no podíamos parar. Helena gritaba, nosotros a punto de morir de risa y aun no habíamos tocado el agua. La intención de bañarnos no pasaba de eso, de intención. Yo le prometía que no le iba a soltar, que el agua no le llegaría por encima de la rodilla, pero ella estaba anclada, física y mentalmente, en ese punto y yo no veía la manera de convencerla. Me gano, dimos la vuelta y extendimos nuestro territorio con los cubos las palas y un montón de construcciones de arena.
El baño seria otro día. Si seguíamos allí iban a tener que amputarme la año. Ella no pensaba soltarla mientras siguiésemos allí..

viernes, 4 de mayo de 2012

Diario de una madre de acogida: "Se quedan solos"


Yo tenía reunión en Barcelona. Helena llego un vienes, llevaba en Mungia sábado y domingo,  y la tarde de ese domingo, su amatxu se marchaba. Le expliqué que iba a trabajar, que al día siguiente por la noche regresaba a casa, pero la despedida fue terrible.
Esa mirada al infinito me mataba. Los tres me acompañaron al aeropuerto y cuando les dije adiós, ella se separo del grupo y comenzó a llorar.
Magu me miraba, él ya sabia lo que iba a pasar, yo también iba a llorar.
-Aguanta, cariño, si tu lloras, esto va a ser peor.
-No puedo aguantar- yo también miraba al infinito.
-Amatxu, no llores. Estate tranquila, no te preocupes- me decía Alejandra. Era y es un amor, ella quería que nos calmásemos todos. Claro, la siguiente en llorar......iba a ser ella.
Abracé a todos y dejé a Helena en brazos de mi marido, llorando sin parar, en silencio, que todavía duele más.
Subí al avión llena de angustia. Esa madre que llevo dentro había dejado abandonadas a sus crías, aunque estuviesen con el jefe de la manada. Helena le miraba con recelo, y todavía no se acercaba a el con confianza.
Habíamos apuntado a las niñas al programa de Enjoy English de la Ikastola de Alejandra. Ese lunes de mi abandono, era el primer día para Helena. Antes de mi marcha, ya se lo habíamos explicado, iba ir al cole de su hermana, con ella, a jugar con otros niños mientras hablaban solo en inglés.
Ghana había sido colonia inglesa, así que Helena, en realidad, no necesita clases de ingles, pero pensamos que era una manera de integrarse con el resto de los niños. Nos pareció que podía ser bueno, ella sabría más que las demás  y podría divertirse jugando en su idioma.
Os recuerdo, que yo estaba en Barcelona.
A las 8,30 h me llamo mi marido. Estaba desesperado, el ayudaba a Helena a vestirse. Había cumplido 8 años en junio, podría hacerlo sola, pero todavía seguía triste y apática. En cuanto Magu se daba la vuelta, ella se desvestía y se sentaba en la alfombra. El no sabia inglés, ella no sabia castellano y Alejandra tampoco podía, entonces, ayudar mucho. Helena ya se había quitado la ropa tres veces y el no podía mas, tenía que llevar a las niñas al cole y asistir a una reunión importante a la que no podía faltar.
Me pidió ayuda, así que hable con Helena y le volví a explicar el plan, haciéndolo lo más atractivo posible. Le pedí que se vistiera y que hiciese caso a su aita. No habían pasado diez minutos y mi marido llamo de nuevo.
- No puedo mas, ya no se que hacer.
- Pásamela-le dije.
No puedo reproducir por escrito los gritos que le di. Estoy segura de que eso le confirmo que le había tocado, no ya una familia, pero si una madre un poco bruja. Le dije que si no se vestía y se metía en el coche de su aita para ir al cole, no iba a haber ni comida, ni merienda, ni cena, ni nada. Por supuesto, no pensaba cumplir mi amenaza, pero de verdad que todos estábamos desesperados.
No quiso desayunar, pero una vez dentro del coche, se debió de dar cuenta de que aquello iba en serio y de que no comería  nada hasta el medio día. Vio unos restos de patatas fritas del viaje del sábado y, ni corta ni perezosa, ¡Se los desayuno! Le debieron saber a gloria bendita, porque no protesto.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Diario de una madre de acogida: "Su Primer Día"


Íbamos a comer pasta y pollo. Nos habían dicho que les encantaba, y a nosotros y a Alejandra. Primero salimos un ratito a pasear por Mungia. Pero algo paso, no supimos que. Bueno si, al final del verano, una noche de chicas Helena confeso que le había pasado.

Ese primer día, en medio del paseo, ella miro al infinito y comenzó a llorar. Le abrace, le pregunte que pasaba, pero ella seguía mirando al infinito, con los brazos colgados a lo largo de su cuerpo, que me parecía inerte, si no fuese porque sus lagrimas no paraban de caer. - Si tu lloras, yo lloro.-le decía yo.
Nos sentamos en un banco. Le volví a abrazar, a besar, a achuchar, pero no reaccionaba, solo lloraba. Se me partía el alma. Alejandra le miraba, triste, quería hacer algo por ella, pero, al igual que yo, no sabia como actuar. Magu miraba extrañado.

De pronto lo vi, si, los macarrones y el pollo iban a salvar nuestras relaciones internacionales con Ghana. En cuanto le dije si quería ir a casa a comer, ni lo pensó, dijo que si, aunque la tristeza le seguía envolviendo.

Nos sentamos a la mesa y serví los macarrones. Esos ojitos empezaron a cambiar. Pero,  de repente, como si de un partido de tenis se tratase, Helena comenzó a mirar su plato y el plato de Magu, su plato y el de Magu. Pidió mas, yo pensé que comía por los ojos, pero pronto me di cuenta de que no era así.
 - No Helena- le dije.- Primero comes lo que tienes en el plato, ya después si quieres mas, te vuelvo a servir. No se quedo muy satisfecha, seguía mirando el plato de su aita.
Ella lo tenía claro, pero Magu le gano por la mano y acabo antes que ella. Así, que se sirvió mas. Helena casi se muere, su aita iba a comer de nuevo macarrones. Se levantó como un resorte y casi mete su cabeza en la fuente. Estaba calculando si quedaban mas para ella, pero no, no unos pocos, no, los mismos que su aita. 

Estaba segura, la compra del mes no iba a pasar de los 15 días, fijo, fijo. Magu y ella se pelearían por la comida, yo les pensaba seguir de cerca y Alejandra a lo lejos.